Creando Realidad

*Parte de la información que hay en este post ha sido recogida de las conversaciones que publica en su canal de YouTube el astrólogo y divulgador Robert Martínez, que os recomiendo escuchar.

Para crear la realidad tenemos que ser conscientes de lo que hay en nuestro interior.

Es como si reconociéramos quién soy antes de decidir crear mi realidad.

Puedo hacer que mi vida cambie, puedo lograr hacer realidad mis deseos. Y para lograrlo, lo primero que debo hacer es echar una mirada a mi yo interno.

Hablar con el niño interior es importante. Porque en él reside una parte muy importante de nuestro poder.

En algunos casos el niño interior sufrió un abandono, un abuso o una decepción. Pero en el momento se le prohibió ser víctima, y se quedó sin decir que le habían hecho daño. Es un ejemplo de emociones que hay que liberar, porque en muchos casos quedaron ahí estancadas sin que nadie hiciera nada.

Tengo derecho a decir que me hicieron daño.

En el proceso de conocimiento de uno mismo liberamos las emociones que quedaron atrapadas en su momento.

Y esto se hace en un orden: Primero sentimos y luego liberamos.

Tenemos muchos personajes dentro, y podemos hablar con ellos. En las sesiones de gestión emocional hacemos ejercicios muy interesantes en los que nos comunicamos con nuestros diferentes “Yo”. También podemos hablar a nuestro cuerpo. En nuestro cuerpo están encerradas las tensiones vividas con anterioridad. Muchas veces esas tensiones son responsables de contracturas, dolores, problemas de la piel, taquicardias, dificultad para dormir, problemas digestivos, y un largo etcétera. El cuerpo es muy simbólico. Cada dolencia nos habla de un dolor emocional no resuelto.

Esto es algo que hoy en día desde el punto de vista de la educación que hemos recibido es de locos. La socialización que nos hace ver eso como algo extraño es la misma que nos hace mentir, y decir cosas que no sentimos continuamente. Eso es disonancia cognitiva: Cuando dices una cosa, pero piensas otra y sientes otra, tu vida interior está hecha un lío.

Para crear nuestra realidad debemos ser conscientes de esto, y trabajar sobre ello.

El objetivo de nuestro trabajo interno es alinear, sincronizar los diferentes cuerpos que hay en mí. Empezamos con el cuerpo mental y el cuerpo emocional. La cabeza y el corazón.

Vamos a dar instrucciones a nuestras células. Vamos a insistir, repitiendo, para que se densifique. La repetición genera densificación.

Primero hay que cargar de energía nuestros proyectos y deseos.

La palabra tiene como objetivo dirigir la energía, ordenar, es un circuito energético para dirigir la energía.

Debemos preguntarnos qué queremos. Para crear una realidad necesito saber qué realidad deseo crear. Hacia dónde queremos dirigir la energía.

Estamos acostumbrados a ser maltratados hasta el punto de que ya no sabemos qué queremos, no sabemos qué nos gusta. Solo sabemos qué es lo que no queremos.

Una vez que sé lo que quiero me aseguro de que no estoy pidiendo un paso intermedio. Por ejemplo: quiero dinero, que es un paso intermedio para conseguir una seguridad, pagar la universidad, hacer un viaje, comprar una casa…

Vamos a plantearnos si, en vez de pedir dinero, es más práctico ir directamente al objetivo: pedir aquello que es el fin del dinero. Pido directamente seguridad, o tranquilidad, o bienestar, o una casa… lo que sea que yo quiera conseguir con el dinero.

Así, una vez localizado, aislamos el concepto de lo que queremos conseguir.

Empezamos con algo simple, para entrenarnos. Imagino en mi mente la sensación de felicidad por haber logrado algo.

Esa sensación se hace aquí y ahora realidad, a la mayor brevedad posible.

En mi imaginación ya se ha hecho. Esa es la clave. La imaginación.

Lo decretado a nivel energético ahora tiene que pasar por el filtro mental. Si no me lo creo, mi propia mente me va a hacer de freno. Es como si yo misma lo rechazara. Lo quiero, pero no creo que lo vaya a conseguir.

Esto ocurre porque tenemos creencias limitantes. Entre el corazón y el saboteador pueden hablar. La mente no puede nunca vencer a un creador. El creador debe ser consecuente. No puedo ser creador y yo mismo echar por tierra mi deseo cuando lo hago pasar por mi mente.

Tengo que lograr vencer a la mente con el corazón.

 Las creencias limitantes pueden ser de diferentes tipos:  

  • Desvíos, creo que puedo conseguirlo, pero pongo objeciones éticas o excusas.

  • Desconfianza. Tu historia te lleva a la conclusión de que no vas a conseguirlo. Pierdes el foco. Esta desconfianza se deshace poniendo perspectiva, viendo las cosas desde un punto de vista muy general, muy abierto, muy extenso en el tiempo. Si cambiamos de paradigma eso es posible. Estoy muy dañado, pero puedo seguir avanzando.

  • Obstáculos densificados, reales: Algo me frena. Cuando pasa esto lo que puedo hacer es seguir enfocándome en lo sutil y poner fuerza en lo que sí puedo hacer por pequeño que sea. No generalizar. Siempre se puede avanzar.

  • Mi deseo me crea muchas posibilidades. Es demasiado general. Cuando pasa esto puedo intentar hallar una certeza, la opción más fácil, la que ya existe.


Para saber cuáles son mis creencias limitantes, simplemente pido un deseo, lanzo la flecha energética y veré dónde está la barrera.

Te pones en marcha y te das cuenta de la mochila que arrastras.

Por eso, en este proceso de creación de la realidad, primero se decreta y luego ya empieza el juego.

Pensar en tu deseo es poner a prueba tu sistema emocional.

Para vencer en esta lucha, simplemente sé consciente de lo que amas.

Estamos tan acostumbrados a fingir lo que le digo a cada persona, que no somos auténticos.

 Cuando no soy auténtico, estoy encerrando al niño interior.  

Para lograr vencer al boicoteador, a la mente, vamos a conectar con la fuente, con el amor universal. Cuando quiero hacer una sanación, disolver algo, lo que hago es ponerlo en la perspectiva de la eternidad o de lo no dual. Es un lugar de totalidad, de indiferenciación, en el que todo está contenido.

Con el corazón y con la corona conectamos con la fuente.

Hacemos Meditación buscando paz, cesar el pensamiento.

Todos estamos conectados con la fuente, con lo sutil.

Vamos a encontrarnos con el saboteador, que va a querer llevarnos a su terreno. Nos va a poner todos los obstáculos mentales posibles. Lo importante es no seguir el juego del boicoteador. Hablar de tú a tú con nuestra sombra. Normalizar esa relación.

Todo este proceso tiene dos grandes fases: Primero hay que mover las cosas en el mundo energético y luego pasarlo por el filtro mental. Recordarlo, darle validez.

Algo muy importante que juega a mi favor de una manera muy clara es: Colocarme en un paradigma de creador de realidad.

Aprender a reforzar intelectualmente el funcionamiento del decreto.

Voy diciendo lo que voy a hacer, se lo digo al niño interior, y lo repito muchas veces, lo visualizo. Notar y sentir todo lo que voy diciendo. Es un deseo dirigido.

Normalmente no nos atrevemos a creer. O deseamos algo y luego nos despistamos con otra cosa. Hay tantos estímulos, que nos olvidamos de lo que estábamos pensando hace dos minutos.

Hay que intentar darle un seguimiento, una continuidad, un camino. No ir a trompicones.

Normalmente siento una cosa, pero pienso otra.

Siento que debería tener un tipo de trabajo, pero tengo pensamientos contra eso. Hay una contradicción entre sentir y saber, y ese saber normalmente es un saber inculcado desde fuera, fruto del adoctrinamiento, de un sistema de recompensa/castigo. Si expreso lo que de verdad siento voy a recibir censura por el exterior, y al final, después de tanto castigo, acabo negando mis propios sentimientos, acabo negándome a mí mismo y ni siquiera yo sé qué es lo que quiero.

Acabo negando mis propias emociones y llega un momento en que me disocio, pienso una cosa y siento otra, y por eso mi manifestación está torcida, no es correcta.

El aprendizaje en esta vida tiene mucho que ver con el pensamiento. Debo aprender a gobernar mi pensamiento, y a alinearlo con las emociones. Si soy capaz de alinear habrá manifestación.

Si no lo consigo, habrá divergencias entre lo que quiero y lo que me sucede.

Primero es dentro, y luego fuera. Nosotros pensamos que es al revés. Me pasa algo y como consecuencia me siento así. Y es al contrario, como me he sentido así, me pasa algo a continuación que está en sintonía con la vibración de lo que estaba sintiendo. Por eso hay que preparar la vibración para lo que quiero que venga.

Voluntad – corazón - cabeza deben estar lo más unidos posible. Así se incorpora la variable mental.

O apagar la mente o sincronizarla con el sentimiento. Requiere práctica.

Cuerpo físico, mental y emocional. Tengo que aprender a reconocer todos mis instintos, mis mecanismos mentales, y cómo reacciono emocionalmente ante los sucesos.

No tengo que reprimir ni contener nada, pero sí tengo que aprender a redirigir.

Nuestro cuerpo físico necesita cierto confort, cada uno tiene sus deseos físicos o materiales. Para uno será una casa grande, para otro un viaje, para otro comer en restaurantes…

Primero tengo que reconocerlo: saberlo, saber lo que quiero. Si consigo conocer mis instintos, eso me lleva a unos objetivos: yo quiero cosas a nivel material, mental y emocional. Me pregunto entonces, cuál es la mejor manera de conseguirlo. Si me dejo llevar solo por los impulsos no lo voy a conseguir, tengo que encauzar mi deseo, alinearlo con lo mental y con lo emocional.

Normalmente no nos reconocemos a nosotros mismos, me dejo llevar por la emoción del momento.

Actuamos de un modo muy cortoplacista: me dejo llevar por una emoción del momento, por un pensamiento del momento, por una sensación del momento.

Descubre más de este mundo de liberación emocional en:

Últimas entradas

Creando Realidad

10/01/2023/

Creando Realidad *Parte de la información que hay en este post ha sido recogida de las conversaciones que publica en…

© 2022 Emociónylibertad